viernes, 11 de septiembre de 2009

Ser uno mismo.


Hombres, hermanos, obedezco a mi señor, no a ustedes, para empezar con el pie derecho es bueno dejar las cartas sobre la mesa, con fuerza, y abrir las persianas para que brillen ante sus ojos, respiren el aire, y hagan latir el corazón según lo que el cuerpo pida.

Así tranquilos, calmos, en el amor, en la pasión de vivir, en paz puedo conversar con ustedes, de lo contrario debo escapar, y esa es la verdad. Encuentro un espacio y me largo.
Busco luz, busco estar Irie con lo muy poco, y ustedes así como yo también necesitan más de lo que es bueno, solo que no saben buscar, la verdad es que muchos van directo a la muerte.

Es necesario de abrir los ojos, y dejar de mentirnos a nosotros mismos. Ser auténticos, respetarse a uno mismo, quererse, amarse, pues si no nos amamos a nosotros mismos, menos amaremos al resto.

¿Tu cuerpo necesita descanso?
¿Tu mente está confundida?
¿Dime que es lo que piensa ella?
¿Son cosas positivas para ti?
¿A que te llevará?

Pasa por conocerse a uno mismo, luego como fuego irradiamos luz a los demás, solo, conectándonos con lo bueno, lo que es real, lo de Dios, lo inmenso, lo más verdadero, lo que ven los niños, aquellos niños que no han sido corrompido por estúpidas mentes perdidas. Hablo de esos niños que juegan, que sienten, que disfrutan lo pequeño, lo más hermoso, el todo, que avanzan, que saben escapar de lo que encuentran malo sin bacilar, sin poner nada en duda, ellos saben lo que está bien y lo que está mal no por que se hayan sentado a meditar, sino por que llevan la sabiduría de Dios, la más perfecta.

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