jueves, 1 de octubre de 2009

El camino

Solo el par de calcetines, la polera y el chaleco, en la piesa de siempre, la pensión en viña, la casa, el lugar de descanso. Y descanso, si, el descanso después de todo un día de mucho movimiento, la playa, el sol, la arena, el caminar, el observar, disfrutar, con objetivos en la mente, también bien abstracta que trata de llegar a un punto fijo otra vez, pero no deja en el fondo de pasearse entre letras y palabras.
Todo aquello queda pequeño cuando volvemos a los recuerdos, el subir con un impulso y mucha desición un tronco de un árbol ocupado generalmente para el disfrute visual, ahora el motriz, muscular. La constracción de los músculos, la desición, la fe, darle y darle, simplemente...

Y de pronto encontrarme en la cima tomando siempre 3 puntos fijos y firmes, con las manos seguras y tensas hasta encontrar el puesto para descansar. La luz de luna pegada en la frente, y frecuente viento en el rostro, el aire puro, y la vibración de la sabia naturaleza siempre a mi alrededor. De allí el montón se puede asimilar, de gente, y por sobre todo en la quietud, en la paz, la hermosura protección divina, dejo de pensar.

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