sábado, 13 de junio de 2009

By bus







Casi durmiendo, fui a encontrar una flor. Estaba resplandeciente en un sueño parecido al mío. Sus pétalos brillaban, sus alas volaban y su sonrisa emanaba más gratitud hacia la vida de lo que esperaba.
Así es. Como el amor, es que la belleza de una conversación de miradas y sonrisas, nos puede transportar a otro lugar.
Una amiga para salir a correr.
Una amiga para tomarla de la mano y llevarla con una sensación por Dios.
Una amiga que hace que el cuerpo esté más liviano y la mente dispersa entre colores y lugares... como si nos conociéramos de antes... como si los Ángeles de la guarda ya eran afines en el cielo :)

Tal vez la flor no era sino yo, o tal vez ambos, en un prado oscuro, cómodo, rodeado de ventanas empañadas que avanzaban hacia nuestros lugares.

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